lunes, 14 de septiembre de 2015

NOTA: No olvidar que lo olvidé...

Por un momento olvidé que ya no estaba.

Fui hasta su tumba,  allí donde había enterrado a quien amaba, y con las uñas arañe la tierra, y bajo la lluvia quité la tapa, y tuve que tocar su cadáver descompuesto para darme cuenta, de que lo que murió sigue muerto.

No es fácil decir adiós, no debe, no puede serlo para quien amó, para quien compartió su alma más allá de leyes y moral. Que la vida injusta lo apartara de mí para siempre, es muerte, pero siempre supe que nunca lo dejé de amar. Tuve que comprobar aterrada cómo  lo que un día fue hermoso hoy está podrido y bajo tierra, pero a veces tenemos que hacerlo, quizás es la única manera de llevarnos nuevamente a la realidad, por más dolorosa que ésta sea.

Alguien a quien amé más que a mi propia vida, se fue hace ya casi un año. Le odie y le amé a partes iguales, fue mi hogar, mi refugio, el sentido de mi existencia, pero el destino lo tenía dispuesto y un 12 de Octubre se me fue, para siempre.

 En una estación de tren, dije adiós para siempre a un amor. Yo creo que ya estaba muerto cuando me marchaba, ahogada del dolor más terrible, seguí adelante y no miré atrás, tomé la decisión más importante de mi vida, y aun no se si fue la acertada.

Estuve mucho tiempo viviendo mucho y deprisa para no sentir, para creer que lo había olvidado, pero  anoche no pude más, su fantasma se puso frente a mi y me miró a los ojos,  y aun sabiendo que ya no estaba llamé a su teléfono. Un señor muy amable y entristecido me lo recordó nuevamente, el hombre al que yo amé ciegamente murió hace mucho tiempo, aunque su voz era tan parecida, por unos segundos sentí que estaba de nuevo en casa, entre sus brazos, pero solo fue una ilusión efímera, que curé con el espanto de ver mis manos hundidas en "lo muerto".

Tuve que bajar a las catacumbas, y tocar su carne comida por gusanos, y aun así sigo necesitándolo cada día.

Ya llegó el momento del luto, ése que evadí, creyéndolo todavía en vida. Ahora ya no hay nadie, ahora la soledad tiene más eco aún. ¿Pero quien sabe que suerte me deparará mañana?, ahora que él no está mi camino se hace innecesario y demasiado largo, pues con él nunca tuve que andar, volaba aventura tras aventura a la grupa de su caballo de acero.

Pero ese instante de mi vida ya pasó. Quedé viuda de amor, y por más vacío que esté mi mundo me parece una estupidez llenarlo con recuerdos de fantasmas del pasado, cosas que ya no están. Imágenes que  ya sólo veo yo en mi cabeza, restos humanos que nunca debí sacar de su tumba. Muerto está el amor, muerta la ilusión y muerta la vida que pasó. Descansen en paz.

Pobre de mi, por necesitar un instante esos recuerdos para sostenerme en estos baches puñeteros de este camino que hoy recorro, aunque estoy segura que todos alguna vez hemos escarbado las tumbas de nuestros difuntos, intentando buscar una respuesta que nos ayude a entender el presente.

 A veces necesitamos recordar el porqué estamos ahí, porque nuestra memoria hace jugarretas muy feas, y se nos olvida el dolor pasado, cuando nos visita el dolor presente...de tanto sufrir llegamos a sentir que nunca hemos sufrido, porque a los que se han ido para siempre, siempre los perdonamos, porque cualquier tiempo pasado fue mejor cuando el que tenemos ante nosotros se está agotando.

Doy gracias al señor que me dio la noticia.. Por mostrarme el camino de regreso a mi soledad. Gracias por su frialdad y su lejanía, olvidé que lo había olvidado todo. Olvidé que lo que atrás quedó nunca volverá. Tendré que anotarlo con fuego en mi corazón....


"NO OLVIDAR QUE YA OLVIDÉ"





No hay comentarios:

Publicar un comentario