domingo, 29 de enero de 2017

LA MUJER QUE DECIDIÓ VIVIR ( Relato corto)




Mirando el mar Carmen sentía que todo estaba en armonía y en paz dentro de su alma. Un par de días antes la noticia de su cáncer la había dejado seca. Aunque ante los demás se comportó normal y hablaba con todos de muchas cosas, pero en su interior nada de lo que decía tenía ningún sentido para ella, y aunque salieran palabras de su boca, eran palabras vacías, el estupor del cáncer segó la voz de su alma y no tenía nada que decir, ni a ella misma, no tuvo ni una sola palabra, ni un pensamiento sobre aquel hecho. Pareciera como si su consciencia hubiera muerto con aquella estúpida e incómoda noticia.

Por supuesto ella era consciente de que cogido a tiempo y con el tratamiento adecuado en un año estaría nueva y sana...seguramente, pero ahora que miraba el mar...no tenía demasiado claro si había lugar a todo eso, o si simplemente era más sencillo dejar la vida seguir...Las olas vienen y desaparecen, y luego vienen otras....y vuelven a desaparecer en la arena, y así una y otra vez, y aunque parecen olas distintas todas son el mismo agua, es sólo un juego del aire y del movimiento...perfecto, preciso, precioso.

Además odiaba a los médicos, odiaba pincharse, curarse o cualquier cosa que tuviera que ver con agredir de cualquier modo su segura salud para corregir una supuesta enfermedad. Siempre decía que el cuerpo era sabio, que casi siempre curaba solo, y que así era como nos hablaba, con el dolor y que sólo teníamos que darle lo que pedía. 

-A veces pide descanso, a veces pide reír más, a veces pide caricias...- Le decía Carmen a su pequeña Yenli, su hija adoptiva china - Y aunque lo que más necesitamos es el contacto con otros de nuestro mismo ser, a veces igual que una flor en un río seco, algunos nacemos lejos del resto del mundo pero es éso lo que nos hace más especiales...

Miraba las olas y su mente viajaba más allá del horizonte, donde siempre soñó viajar, ésa isla desierta de la que tanto hablaba en sus libros. Ya no podría ir, no iría a ningún sitio, no escribiría ningún libro más, aunque sanara milagrosamente...sentía que aquella noticia, aquella realidad asquerosa había callado su voz para siempre. No habría ninguna heroína salvando el mundo al otro lado del Atlántico, ésta vez la heroína tenía miedo, tenía mucho miedo, no sabía exactamente si quería pasar el calvario que le esperaba, no sabía si merecía la pena, no sabía si lo conseguiría...ni siquiera sabía que era lo que quería conseguir.

- ¿Es lo que quiero yo o es lo que quieren los demás?- Se preguntaba mientras clavaba sus ojos en la fina linea azul que separa el cielo del mar...

Después de un rato se levantó y recogió sus cosas, saliendo de la playa, en el paseo que estaba ya concurrido por la hora del almuerzo vio a un joven que dibujaba sobre una especie de lienzo de agua, formando con un pequeño palillo las formas más preciosas que había visto nunca, ese hombre parecía estar tirando la pintura allí sin mirar casi y resulta que todo estaba programado. Primero una gran mancha rosa, después la cubría con otra casi igual roja, después verde, azul...y al final al romperlo todo con aquel palillito aparecía casi mágicamente una figuras preciosas de flores y pajaros con todos aquellos colores.

-¿Como te llamas? - Le preguntó Carmen
-Roberto Señora.
-¿Y como aprendiste a hacer ésto?
-Me enseñó otro hombre mayor que lo hacía en la calle.
-¿Y que fue de ese hombre mayor?
-Pues...Murió... pero de felicidad.
-¿Que dices muchacho? ¿Cómo que murió de felicidad?
- Pues fue de hacer todo lo que deseó en la vida, fumar, beber, mujeres, alcohol...jeje,,,pero sobre todo de pasar hora tras hora, de un día tras otro, de un año tras otro trabajando en éste arte y oliendo estas pinturas que al final enfermó, 
-¿Como que murió?...¿Ni siquiera fue al médico?
- Si pero le dijo que tenía que dejar de pintar, se tomó todo lo que le dieron hasta que perfeccionó la técnica y tras conseguir crear un nuevo estilo de arte por fin, feliz en su casa una noche se murió. ...la mayoría de las personas prefieren vivir...sea como sea...pero a veces las personas muy especiales sólo pueden vivir para hacer algo especial...usted tiene pinta de ser especial.

Carmen se quedó atónita con aquella historia y sin decir nada se marchó despacio por el paseo. Anduvo durante todo el día por la ciudad, disfrutando de sus restaurantes, sus tiendas y su puerto. Cuando llegó al hotel se sentó a descansar en la cama. Miraba su portátil, pensando que... quizás...una última vez...podría intentarlo...Aunque no quería ni pensar sentir de nuevo la frustración de no tener nada...ni una historia que contar.

Abrió el programa y puso el cursor al principio del todo. Dudó un rato, sus ojos se movían buscando un recuerdo hasta que al final, Centró el texto y escribió...

    DE CÓMO ME DECIDÍ A VIVIR
               Por Carmen Sanz

Mirando el mar sentía que todo estaba en armonía y en paz dentro de mi alma. Un par de días antes la noticia de que estaba enferma de cáncer me había dejado... 




martes, 17 de enero de 2017

Esta Hipotecada Vida...





Llegué a este mundo dentro de un cuerpo físico con miles de limitaciones. Me dieron un nombre y una familia que hizo todo lo que pudo para criarme. 

Cuando llegué tenía el alma blanca, como la luz más blanca de una estrella, creía que el mundo al que llegaba era un sitio donde ser feliz, pero nada más lejos de mi ignorancia...el mundo se convirtió poco a poco en un lugar terrible del que necesitaba escapar.

Llegué con unas herramientas, distintas a las de todos los demás, inútiles a mi entender por mi poco entendimiento. Nadie me dijo que tenía que aprender a usarlas yo sola, que todos tenemos herramientas diferentes y únicas, que yo sola tendría que averiguar las reglas de este juego llamado mundo, que todo lo que hiciera tendría importantes consecuencias en el tiempo. Que el mundo que yo imaginé no existía...

Hoy creo estar casi a la mitad de mi existencia. Hago todo lo que puedo, todo lo que sé, todo lo que quiero, pues lo quiero todo...pero nunca, jamás es suficiente, porque el mundo te pide más y más...no importa que no lo necesites, que no merezca el esfuerzo, debes pagar tu existencia, la engañosa publicidad de esta vida te recuerda constantemente que no lo estás haciéndolo del todo bien, que siempre te falta algo, que el cariño y la aceptación de tu entorno sólo es a cambio de tu impecable corrección vital...y que los afortunados son aquellos que además de tener las mejores herramientas  aprendieron pronto a parecer perfectos con ellas, aunque su perfección sólo sea una percepción social y errónea.

Es mentira, todo lo que nos cuentan, no sirve estudiar de memoria el panfleto de todo lo que somos, no sirve ser soldados ni capitanes de esta batalla sin tregua, no sirve vivir para el sistema, vivir para los demás, para todos...nada de éso nos hará vivir en una vida mejor, al contrario, la frustración será la premisa de nuestra existencia. 

La aceptación es una de las herramientas que todos tenemos pero que no sabemos usar, nadie nos dijo que debamos aceptar, o no queremos, porque duele. Duele aceptar que la juventud se va, duele aceptar que todo lo que has amado muere, que lo que has sufrido no le importa a nadie, duele aceptar que poco a poco todos nos vamos a ir marchando, que los errores se magnifican y las glorias no las aprecia nadie, duele aceptar que nadie te dará nada...sin nada a cambio...duele aceptar un mundo donde los más débiles son siempre los que mueren, los que lloran, los que se quedan a mitad del camino...Es la ley de la supervivencia...pero quizás por ser yo uno de esos débiles, que por cosas de la vida consiguió vencer las leyes de la naturaleza y sigo aquí, que me sigo preguntando y preguntando, y quejando, y reempujando la realidad que duele, que sigue doliendo como el primer maldito día, para entender que las reglas del juego son en verdad...que no hay reglas, gana el más cruel.

En otros tiempos mientras que yo lloraba otros ya habían aceptado, entendido y estaban reconstruyendo, yo siempre fui algo lenta, quizás porque siempre anduvo lento mi cuerpo físico e imperfecto, pero aunque más lenta más cierta y cuando yo llego llegué, aunque no haya nadie para darme la enhorabuena porque los demás andan ya en otros derroteros. Tengo que ser consciente de lo que he conseguido, con lo poco que tenía.

Llegamos al mundo y tenemos que hacer nuestro camino, pero es más agradable hacer nuestro camino acompañados. Algunos tienen la suerte de encontrar quien siga su mismo paso, quien trajo sus mismas herramientas, quien tiene su mismo destino, pero otros somos demasiado diferentes y hacemos a solas todo nuestro gran trayecto, pero es éso lo que nos hace más fuertes, pues solos, como leyendas, llegamos al mismo sitio, es entonces a aquellos que aun solos y con pocas herramientas hicieron de un arte su camino a quienes hemos de admirar, y es por eso que aunque no sea correcto...yo me admiro.

Y llegaré donde todos llegamos, allá donde terminan todos los caminos de la vida, una vida inocente que llega a un mundo horrible, con unas herramientas que todos desconocemos, con unas normas, con una familia, un cuerpo que sólo nos causa limitaciones.

 Una vida a la que ponemos un nombre y si tiene suerte y a cambio de una intachable existencia...cuando se marcha, todos echamos de menos, y envidiamos, pues habrá saldado al fin su hipotecada vida...