domingo, 2 de septiembre de 2018
Pobres Humanos (Solución existencial)
Pobres humanos...
Queremos...Necesitamos encontrarle un sentido a la vida como si se nos fuera la vida en ello. Creo que no entendemos que el sentido de la vida es la muerte, y la muerte le da sentido a la vida, aunque entiendo que éste pensamiento es el que nos hace replantearnos si la vida entonces tiene sentido. Nunca será fácil de asimilar.
Queremos relacionar los hechos que nos suceden con algo superior...Dios, la suerte, las matemáticas, el movimiento de los planetas...Y no nos damos cuenta que lo que pasa en cada uno de los instantes de nuestra existencia es un hecho fortuito y maravilloso que no tenemos ni mínimamente la capacidad de racionalizar con nuestro estúpido y malterminado cerebro...Pobres humanos.
Lo que pasa, pasa...malo o bueno, placentero o doloroso, y ya al instante siguiente habrá pasado y sólo quedará su existencia en nuestra mente mientras nuestra mente exista. Pero pasa que a veces pasa algo extraordinario, un hecho que sabemos que nunca vamos a olvidar y necesitamos colocarlo en algún sitio porque es una pieza delicada de nuestra colección de recuerdos y no queremos ponerlo en cualquier parte. Y entonces más que nunca necesitamos saber...Saber qué hacer con ese sentimiento que te desborda quizás de felicidad pero puede que también de dolor...Uno va siempre tras el otro.
Puede que en el fondo nos dé miedo que un día esos recuerdos desaparezcan con nosotros.
Vivir no puede ser tan complicado.
Vivir tiene que ver más con comprender y valorar la efimeridad del instante. Comprender nuestra propia fragilidad ante nuestra efimeridad también. Si dejas de buscarle constantemente un sentido a la vida empiezas a darte cuenta de que todo tiene sentido.
Cuando algo cambia nuestra vida para siempre, no hemos de buscar explicaciones, sólo vivirlo. Si es un gran sentimiento de felicidad disfrútalo sin más, sin esperar que todo vuelva a romperse como tantas otras veces te ha pasado porque naciste en viernes 13, y si es un sentimiento de dolor sin preguntarle a Dios qué prueba tendrás que pasar esta vez para llegar a mártir.
Me da igual el porqué pasen las cosas. Me da pereza reducir mi existencia a una explicación divina. Yo voy a ir viviendo que ya luego al final entenderé seguro el porqué.
A veces sólo tenemos que apreciar la magnificencia de los hechos, la belleza con la que todo se va aconteciendo paulatina y armoniosamente. Con colores, sonidos, tactos y olores...y besos y...instantes maravillosos que quizás no sabemos muy bien si seremos capaces de agradecer.
Ya está bien de sentirnos culpables por existir, quizás es ésa culpa de la que habla el cristianismo que nace con nosotros y nos ha de ser perdonada al bautizarnos. No lo creo, la verdad, pero esta bien entender que los que tenemos que perdonarnos somos nosotros mismos porque el perdón de los demás no nos vale...Y soltar las cargas de todo lo que nos haya pasado. Hoy es un nuevo día, no puede irnos tan mal si le ponemos ganas.
Y a veces pasan cosas que...Pobres humanos...
Que pasen una buena tarde.
viernes, 31 de agosto de 2018
Siempre Amanece.
Dicen que siempre amanece.
Cada noche nos vamos a la cama convencidos de ello, pero realmente no lo sabemos. Los días pasan y nos vamos muchas noches a dormir con cosas por hacer, palabras que decir y sentimientos que resolver.
Yo no tengo muchos desatendidos, pero alguno queda. Cada noche intento ordenarlos, superarlos, sobrevivirles...pero no siempre lo consigo.
Esta noche me siento cansada. No de trabajar, si no de pelear con mis circunstancias. Son las que son, no son buenas ni malas y sin embargo son las perfectas, soy yo la que no consigo aclararme y aceptar, que no resignarme, a que son las que tienen que ser.
Soy feliz, lo reconozco, no significa eso que esté siempre riendo y cantando, aunque casi siempre sí sonriendo y soñando, Aparentemente todo está en orden en mi vida, sin embargo como casi la totalidad del planeta a veces siento que me falta algo. O no sé, sólo es que me canso quizás, porque reconozcámoslo... es difícil esto de vivir con una consciencia algo más desarrollada, es como coger pompitas en el aire, como escribir con un lápiz demasiado corto, y yo además me he propuesto vivir de maravilla.
Pero entiendanme, no de maravilla en una gran casa decorada con lujos, un pedazo de coche y un amor que me haga eternamente feliz para siempre...De maravilla en una casita vieja, con un coche pequeño para ir a trabajar mucho y con una vida algo solitaria.
Lo bueno es que la mayoría del tiempo no me pesa. En verdad me siento feliz y afortunada de saber apreciar cada una de las bendiciones que la vida me ha otorgado. Pero como si alguna vez hubiera salido de la caverna de Platón y hubiera visto la vida como es de verdad ahora las sombras que todos admiran no significan más que una visión distorsionada y malinterpretada de la realidad para mí.
Así que me agrada enormemente alejarme del mundo, no mirar donde todos. Disfrutar en cierta medida de las personas que me rodean y a las que en según qué medida amo, y no implicarme ciertamente en nada que me suponga un riesgo emocional, he dejado el tabaco y los deseos primarios, por el bien de mi salud.
Eso no quita que mi mente en su desintoxicación anhele anhelar todo lo que hasta hace poco era mi vida, la vida que nos venden que hemos de tener para poder certificar antes de nuestra muerte que hemos vivido. Pero sólo es un instante y enseguida recuerdo lo que tantos años de mentiras me han enseñado y cuan falso es todo aquello que aprendí.
Así que me decido a empezar se nuevo, a romper mis estructuras de juicio, a reeducarme a mí misma en los pensamientos que decida verdaderamente que he de tener para sentirme bien con todo lo que me rodea en su total y absoluta improvisación de los hechos.
Ya está bien creer que ésto está bien o aquello está mal porque así lo cree el resto del mundo, porque así me lo enseñaron desde niña. El mundo últimamente dice que están bien las atrocidades y que está mal el amor y la libertad. Ya no voy a buscar la aprobación del mundo para poder pensar que mi vida es la correcta y que soy feliz. Me da igual las fotos que cuelguen todos en las redes queriendo hacer ver que ellos sí saben cómo disfrutar, dejando, a mi entender, mal sabor de boca a aquellos que aunque publiquen también sonrisas falsas se sienten en lo más profundo de sí desgraciados.
Salir guapísima en una foto no puede ser el motivo de mi bienestar igual que salir fea no puede serlo de mi pesar. Ser el popular de mi grupo de amigos no puede darme seguridad en mí misma, igual que pasar desapercibida no puede hacerme sentir inferior. Tener una persona que esté enamorada de mí y me mire a los ojos cada día no me dará la seguridad de no sentirme a veces sola, así como estar sola no me prohíbe encontrar paz interior en mi propia soledad. Nada debe hacernos sentir tan bien o tan mal en la vida como para olvidarnos de nosotros mismos, de nuestros sentimientos que aun con todo el derecho no tienen más que un cometido, que aprendamos a entenderlos, valorarlos, perdonarlos y aceptarlos como parte de nuestro ser.
Ponerlos cada noche en orden junto con las emociones, junto con los recuerdos. Si mañana amanece arreglar lo que debamos arreglar, y olvidar lo que merece la pena olvidar. Quizás la felicidad no es una sola cosa, quizás para cada persona en cada momento de su vida son un millón de cosas que cada día experimentamos y que junto con lo bueno y con lo malo que sacamos de ellas, no sabemos cuando lo volveremos a experimentar y valorarlo, simplemente, valorar la vida pero sin necesitarla demasiado.
Dialogar con nuestra consciencia y con nuestra conciencia, hasta llegar a un acuerdo y que podamos dormir con todo hecho, todo dicho y todo resuelto, y nos demos cuenta del valor de lo que hemos hecho, dicho y arreglado, porque aunque sabemos que puede que...mañana no amanezca, nos dormimos sabiendo que amanecerá...siempre, mañana amanecerá.
Etiquetas:
Amanecer,
bienestar,
consciencia filosófica,
Disertación sobre la felicidad,
Felicidad,
Filosofía del siglo XXI,
ordenar pensamientos,
planos de conciencia,
Platón
martes, 10 de octubre de 2017
Cuando el Alma Mira al Cielo
Consciencia Perdón Aceptación
Cada vez me cuesta más dejar hablar a mi alma...
Quizás no me gusta la visión que tiene del mundo. Es una alma inocente, un alma que quiere que la vida siempre sea como un cielo azul, que quiere creer que vivir ha de ser algo hermoso siempre. Pero precisamente, ésa idealidad creada por mi pobre y cansada alma, es la que la hace sentirse siempre triste y desgraciada, porque la frustración de ver tantas veces que el cielo no es azul duele, porque en verdad la vida no es un cielo azul.
La vida simplemente...no es..., la vida "está siendo", siempre...Constantemente, como el cielo, la vida cambia, la vida es en cada instante, como los colores del cielo, distinto.
Cuando llueve, cuando hay niebla, de noche, días nublados, noches cerradas de tormenta, días que aclaran y dibujan el cielo de nubes con dulces formas que se mueven sin descanso, atardeceres, amaneceres, noches negras...
El cielo nunca es igual, jamás. Pero si a cualquiera nos preguntan de qué color es el cielo...siempre respondemos, Azul. Quizás porque así lo deseamos, porque es el color que nos hace sentirnos vivos, plenos y felices, aunque no entendamos ni siquiera muy bien en qué consiste eso de la felicidad, y lo confundamos con otras emociones. que tienen mucho de mentira y dolor escondidos...
Por eso nosotros preferimos pensar que el color del cielo siempre es un estable y agradable azul con ratos de radiantes atardeceres...Hacemos como si las tormentas no existieran...sólo porque nos dan miedo...
Sí...eso es lo que deseamos todos, pero...No es así y ahí entra la aceptación.
Cierto es que son muchos los días claros, pero igual de cierto es que necesitamos los días grises porque el agua por algún motivo comienza a hacer su ciclo maravilloso, y necesitamos los días de lluvia para que vuelva a nosotros y cree la vida. Necesitamos que el cielo cambie a cada instante para que la vida siga y ahí es donde habla nuestra consciencia. Porque la vida es un constante movimiento, y nada se va a parar...Absolutamente nada se detiene. Aunque nosotros, pobres bichos humanos inocentes digamos que el cielo es azul por nuestra incapacidad de verlo como és, aunque en el fondo lo estemos viendo gris y oscuro por el dolor de no entender como vivir el cambio y la incertidumbre de que a veces el cielo es azul y a veces no...
Es verdaderamente frustrante que no podamos hacer eternos momentos en los que nos sentimos realmente felices...o alegres...o plenos...en los que de repente le encontramos sentido a todo. Es realmente frustrante, pero hay que superar esa frustración, y por ello yo creo que nuestras mejores herramientas son la consciencia, el perdón y la aceptación.
Tres actitudes que en su justa combinación y según cada momento, pueden hacernos pasar de ver un horrible día gris y frío, a disfrutar de un tiempo de retomar fuerzas, de curarnos, de crear, de recogimiento y sosiego en paz.
No es fácil, os lo aseguro, yo soy de esas personas que lo intentan cada día, y a veces lo consigo, y a veces no...pero no desisto. Y a estar alturas ya son muchas las ocasiones, en las que el color del cielo solamente me acompaña, sin herirme.
Pero también aun quedan muchos otros instantes horribles, en los que las terribles tormentas lo arrasan todo y me hacen quedarme muerta de miedo en un rincón.
Bloqueada, rota, sin capacidad de hacer nada. Sin poder darme cuenta que en realidad no ocurre nada, y que sólo es el tiempo que está pasando, y yo sólo tengo que contar. Contar cuantos buenos recuerdos tengo vividos por ahora, ordenarlos para no perder la pista de mi vida, rememorarlos y agradecerlos, contar... Contar elefantes, contar chistes, contar con nosotros mismos, contar los sueños que nos quedan por realizar, contar las cosas que haremos...cuando seguro haya pasado la tormenta, que al final siempre, siempre, siempre pasa...Y esperar, con paciencia y esperanza, porque si hoy llueve es para que mañana el día nos pueda regalar un cielo más azul y la capacidad de poder seguir viviendo y haciendo todo aquello que deseamos.
Hoy mi día es azul. De un precioso azul intenso. Hoy y ahora...dentro de poco cambiará e intentaré adaptarme a ese cambio. Estar preparada y haber hecho todo lo posible por aprovechar este buen instante, mientras espero el nuevo color que la vida me traiga. Saber que ha de ser así. Como las marismas...en cada época del año son distintas, en primavera son preciosos centros de vida de plantas, de aves y animales, pero pasa el tiempo y poco a poco tristemente se van secando. Durante meses han de perdonarse el abandono de las aves, la muerte de las plantas, su soledad, su vacío, su incapacidad, su ausencia...Así también en las marismas de nuestra alma a veces también todo se seca y muere.
Y han de secarse...Y debemos perdonar todo también. Porque si no se secan en los terribles veranos en los que el sol mata, aun viendo su tierra agrietada y desértica, nunca podrían convertirse en una fuente de vida para miles de especies después. Lo que no cambia, lo que no se mueve muere, y si su agua no se secara se pudriría y las aves que se acercaran a ella morirían y así la propia marisma terminaría muerta, envenenada y sola por siempre.
Es una lección difícil, no sé si por la cultura en la que nos criamos, por la sociedad en que vivimos, por la mala educación emocional que tenemos...Es una pena que se nos pase la mitad de la vida esperando días azules y cuando los tenemos...no nos damos cuenta de que son un regalo que pronto se irá, porque así no viviríamos con ansiedad lo malo ni con indolencia lo bueno.
Yo no soy la persona más sabia en éste sentido, pero al menos, sé hacia donde tengo que ir para llegar a comprender todo ésto. Porque si algo tengo claro es que mi camino va hacia la felicidad, no hacia la felicidad total ni final...o eterna, no, porque eso no existe, pero sí hacia la felicidad de entender que mi paso por este mundo merece la pena, que éste mundo de algún modo y aunque sea un desastre...también merece la pena, y que lo que deje aquí el día que ya no pueda seguir mirando el cielo porque esté en él, será agradecer ese cambio y así, saber cambiar con él, porque todo seguirá cambiando de la misma manera cuando yo me vaya, y quiero pensar que ese cambio será eterno, el tiempo será eterno, aunque si algo es seguro es que el cielo seguirá siempre cambiando, y a cada instante tornara cada una de sus luces y colores...y yo...,sabré que lo entendí, supe perdonar todo lo que ello me conlleva y acepté que la vida es así...
...Y puede que incluso consiga dar las gracias.
Mientras tanto, seguiré con el alma...mirando el cielo.
Etiquetas:
aceptación,
alma,
cielo,
consciencia,
consciencia emocional,
crecimiento espiritual,
cuando el alma mira al cielo,
depresión,
estar mal,
malos momentos de la vida,
perdón
domingo, 30 de julio de 2017
Donde se unen La Tierra y El Cielo. (Cuentos para pensar)
Cuenta la leyenda que hubo un tiempo en el que el mundo estaba poblado por seres mágicos.
Tenían forma y apariencia de animal aunque sus espíritus eran sabios.
Unos nadaban bajo el agua, otros vivían sobre la tierra y otros volaban por los cielos.
Cada uno tenía el cometido de recibir la energía de su elemento y dar a su elemento su energía, haciendo que la tierra, el mar y el aire se mantuvieran vivos y en armonía.
Cuentan que una pequeña golondrina jugaba entre las nubes. Subía y bajaba por las corrientes templadas de aire, volando sobre bosques y ríos de agua cristalina, feliz de vivir en el cielo.
Un día la golondrina bajó a beber un poco de agua a un escondido manantial cuando de repente de entre los frondosos arboles salió un toro de oscuro pelaje.
El enorme animal jamás había visto un ser del aire, y se quedó observando al pequeño pajarito que bebía con su pequeño pico el agua fresca que bajaba de las montañas.
Una vez la golondrina hubo bebido y se hubo refrescado removió sus plumas y volvió a retomar el vuelo.
El toro quedó maravillado de aquella pequeña golondrina pero sintió que siendo tan pequeña y estando tan lejos de la tierra aquel animalillo estaba en un gran peligro, aunque antes de que pudiera decir nada el ave desapareció en el cielo.
Al día siguiente el toro volvió al mismo sitio y encontró de nuevo a la golondrina bebiendo. Pensó decirle que no volviera a los cielos, ya que sentía que era más seguro estar en la tierra, pero la golondrina volvió a agitar sus plumas y levantó de nuevo el vuelo.
-Mañana le hablaré- Pensaba el toro- Es tan pequeña e indefensa...Tengo que decirle que aquí a mi lado estará más segura.- Él era un toro fuerte, no tenía miedo a nada, los otros animales le respetaban y vivía feliz en las praderas, se preguntaba ¿cómo podría ser alguien feliz sin estar seguro en el suelo?.
Al día siguiente cuando bajó la golondrina, el toro la estaba esperando. Al verle el ave curiosa se posó en una rama cercana y le miró a los ojos. - ¿Qué animal eres tú?- le preguntó el pequeño ser alado.
-Soy el toro. El dueño y señor de estas tierras. Cuido de todos los seres que viven aquí...Y tu ¿Quién eres?
-Soy la golondrina, no soy de aquí, yo vivo y vuelo por todos los cielos. Sólo vine a beber un poco de agua.
- Pero...no deberías volar, es peligroso.
- ¿Peligroso? No puedo dejar de volar. Tengo alas para eso...Sé que podría cazarme un alcón y sé que podría herirme en la tormenta...pero es mi naturaleza y aunque quisiera jamás podría vivir en el suelo.
-Pero aquí yo podría cuidarte, aquí hay comida y tendrías el agua siempre cerca. Serías mucho más feliz que en el aire. ¿Por qué no te quedas conmigo?
La golondrina le miró con algo de tristeza, removió sus alas y mientras se elevaba sobre las astas del toro le dijo: -No puedo...- Y se perdió de nuevo entre las nubes.
Al día siguiente la golondrina y el toro volvieron a encontrarse junto al manantial. Pero esta vez el pequeño ave se quedó largo rato charlando y jugando con el toro. Le contó todo lo que había visto en otras tierras, los maravillosos paisajes por los que había volado y los muchos seres extraños que había encontrado por tierras mares y cielos. El toro quedó prendado de aquellas historias y deseo poder volar como la golondrina, pero era imposible, él era fuerte y pesado y le aterraba alejarse de la tierra así que jamás pudo despegar sus patas del suelo.
-Ven conmigo- Le dijo la golondrina- Allá, en las montañas más altas está mi nido, seremos felices juntos mirando el mundo desde el cielo, no tengas miedo, desde allí nadie puede hacernos daño.
El toro miró al ave con tristeza y mientras se adentraba en la maleza le dijo: No puedo....
Y así la golondrina bajaba cada día y el toro iba a su encuentro y hablaban y jugaban y reían juntos contando historias del lugar donde cada uno vivían. Aunque cada día la golondrina tenía que marcharse allá donde terminan las nubes y el toro volvía a sus praderas a cuidar de que nada malo pasara en sus dominios, pero ambos se sentían cada día mas tristes por no encontrar un sitio donde pudieran vivir juntos y ser felices, ya que sentían, la golondrina que el toro estaba condenado a una existencia sin aire y el toro a que la golondrina estaría siempre en peligro lejos del suelo.
Un día al toro lo cercaron unos hombres, tenían cuerdas y mordazas, la golondrina que lo estaba viendo todo le gritó: -¡Vuela! ¡Vuela! Pero el toro seguía sintiendo miedo del aire, y prefirió enfrentarse a aquellos seres malvados, sin escuchar al pequeño volador negro. Los hombres lo apresaron y lo llevaron a su poblado. Lo encerraron dentro de unos enormes muros, para sacrificarlo en honor de los que ellos llamaban dioses del cielo.
La golondrina lo encontró y se coló por un pequeño agujero y pasó a través de los barrotes, hasta que llegó a donde estaba el toro que lloraba asustado.
-Ven conmigo- Le dijo la golondrina- Eres fuerte, derriba éstos muros y volemos juntos.
El toro que había sido apaleado no tenía fuerzas ni para contestarle y le miraba resignado a su horrible final. La golondrina al ver la maldad de aquellos humanos se sintió asustada e indefensa y huyó a su nido allá en lo más alto de las montañas, pero no podía olvidar al toro.
A la mañana siguiente los hombres sacaron al toro y lo soltaron en un pequeño ruedo. Uno de los hombres empezó a llamarlo, y cada vez que el toro envestía aterrado, le clavaban punzantes varas mientras una muchedumbre vitoreaba.
El animal apenas veía, sangraba y quería escapar, hubiera deseado volar, pero el miedo le podía y su cuerpo no se despegaba ni un segundo del suelo.
Desde el cielo lo miraba la golondrina, y entendió que su enorme amigo moriría si ella no hacía algo y aunque tenía mucho miedo, recordó cómo un día el toro quiso protegerla, y se lanzó a la cara del hombre que lo estaba hiriendo, picoteando sus ojos y su rostro.
Cuando todos vieron a la pequeña golondrina defendiendo al toro creyeron que los dioses del cielo la habían enviado para impedir la muerte de la bestia. El hombre malvado que lo hería se ensaño entonces con la pequeña ave y en una de las manotadas le asestó un tremendo golpe y la golondrina cayó herida al suelo.
El toro al ver a su pequeña amiga herida sintió una rabia tan grande, un dolor tan inmenso que por unos segundos perdió el miedo a volar, y voló, saltando los muros que cercaban el ruedo, y arremetió contra la muchedumbre. La gente huyó despavorida. Entonces los malvados hombres se dieron cuenta del terrible error que habían cometido y dejaron que el toro huyera, mientras la pobre golondrina malherida quiso volver de nuevo hacia las montañas, pero ya no podía volar tan alto, y quedó atrapada entre los muros de aquel diabólico lugar.
Por eso, dice la leyenda que los toros mugen mirando a las nubes, porque recuerdan cuando por amor consiguieron volar, y llaman y buscan a su pequeña amiga en lo más alto del aire, mientras las golondrinas anidan en los balcones cerca de los humanos, y vuelan siempre cerca del suelo, porque esperan por si algún día tienen que salvar de nuevo al toro, que por miedo nunca pudo... volar con ella al cielo.
lunes, 17 de julio de 2017
Cuando llega el Amor, amor...
Has llegado y no eres guapo, pero yo no me canso de mirarte... Has llegado y no eres un santo, pero yo te veo bueno. No eres el romántico y tierno amante de las películas, pero eres exactamente lo que quiero. Dicen que el amor es ciego pero tú que no te guardas nada me dejas tocar con mis manos lo que no veo.
Ahora que he amado tantas veces veo ridículo cuando llamé amor a lo que en alguna ocasión sintiera y ni remotamente lo fue.
Ahora que siento esta magnitud me doy cuenta de que en verdad ésto no lo he sentido nunca. No diré ni menos ni más, pero no con esta sensación de querer hacer el amor bien hecho, porque el amor se hace cada día, cuando te siento y me sientes y también cuando no me sientes y no te siento.
Cada vez que amé en el pasado porque es pasado fue diferente, cada persona hace nacer en nosotros una formula de amor distinto, y el que tu haces nacer en mí ahora...me gusta. Me hace querer ser la mejor versión de mi misma, apela a mi capacidad de crecer y aprender, de agradecer que seas capaz de mirar mis defectos y aun así sigas agarrando mi mano.
Te lo he dicho, que no te necesito, porque necesitar hoy está mal visto, y porque aprendí a necesitar para mis adentros. Pero ¿ puedo querer seguirte amando? sin nada a cambio, y te prometo que no prometo. Mientras tu piel y mi piel se entiendan...
No te apures, yo también tengo mucho miedo, porque ya me hicieron daño y yo hice daño, y por nada del mundo voy a consentirlo de nuevo, pero es que me lo grita el alma, que eres algo realmente bueno, algo que quiero cuidar...hablo de ti y hablo de mi y hablo de ésto, de lo nuestro.
Cuidar de que sigas sonriendo, que me sigas mirando siempre como el primer día, y veas a la misma loca apasionada aunque pase por tus ojos el tiempo. Al menos mientras nos duren las ganas, y lo sigamos sintiendo. Ya sabemos que por estadística estamos condenados al fracaso, pero yo quiero creer que podemos hacer entre los dos un tipo de amor nuevo, que ni fracase ni triunfe, que no nos pida responsabilidades si no amarnos como lo inventen nuestros cuerpos. Un amor de esos que todos envidian porque no pueden comprenderlo, un amor que perdone siempre sin remedio, y no sepa de reparto de méritos.
Porque cuando llegan sentimientos así a la vida hay que luchar por ellos y defenderlos de un mundo donde si no matamos morimos, aunque el universo esté obligado según parece a darnos todo lo que queremos, porque sí, aunque ni lo ganamos ni lo merecemos, ¿recuerdas? El pensamiento mágico que pactamos no tener, porque sabemos que no somos dueños de este amor, y sí que es éste amor nuestro dueño.
Yo que creí y no creí y volví a creer en el amor. Tú que de tanto amar amor... vienes de su entierro. Qué osados...desear amar y ser felices, como si tuviéramos algún derecho a creernos benefactores de tan gigante sentimiento.
No, no me digas nada...amor. No hace falta que me digas "te quiero". Éso son sólo palabras...aunque a mí se me quiera escapar a veces de los labios y por no asustarte amor mío...yo lo convierto en gesto y simplemente te doy un beso perdido y sin remordimiento me entrego, a confiar en tu mirada, a confiar en lo que siento. Porque cuando llega el amor, nuestro mundo cambia y se vuelve muy pequeño, justo del tamaño de un abrazo donde sólo tu y yo cabemos.
No tengas más miedo mi vida, ya verás como todo sale como tenga que salir, no pensemos, sólo vamos a asegurarnos de tener el alma y las velas abiertas y dirección puesta hacia nuestros sueños.
Déjame intentar amarte amor...como dicen los sabios, sin nada a cambio, sin pensar, sin medir...sin miedo y te prometo que no prometeré nada y aun así estaré siempre en tu alma, porque cuando el amor llega sólo los que aman de verdad pueden conseguir
que sea eterno...
Etiquetas:
amor,
amor mio quiero decirte,
carta de amor,
dile al chico que amas,
Estoy enamorada,
historias de amor,
porque te quiero,
quiero que sepas,
te quiero
sábado, 1 de julio de 2017
EL REY (Cuentos para pensar)
Erase una vez un Rey bueno y bondadoso que vivía en un pequeño reino donde todo era paz y cordialidad. Aquel rey no tenía grandes riquezas, es más, todo sus esfuerzos eran para conseguir que sus súbditos tuvieran siempre todo lo que necesitaran y fueran todo lo felices que pudieran ser. Lo único que el rey se reservaba como suyo y de lo que se sentía tremendamente orgulloso era de su gran y hermoso castillo y de su hijo, único heredero, al que adoraba y cuidaba con el amor más grande que un padre puede tener.
El rey había cuidado a su hijo solo, ya que su esposa falleció en el parto y haciendo el papel de madre y padre a la vez había hecho de aquel muchacho de carácter algo débil, un joven tan bueno y bondadoso como él, y tenía la confianza de que algún día gobernaría su reino con el mismo amor y dedicación que él lo había hecho.
Un día llegó al reino en un precioso carruaje una mujer vestida con caros ropajes aunque algo burda. A todas vistas aquella señora poseía títulos y riquezas. Sin explicar demasiado pidió hablar con el monarca urgentemente aludiendo necesidad de resolver un asunto de vital importancia.
Enseguida el rey la recibió, y ofreciéndole su mejor hospitalidad esperó a saber el motivo que tanto angustiaba a dicha dama.
Allí justo ante sus propios ojos aquella mujer confesó que era la hermana de su esposa fallecida, y que sabiendo cercana la mayoría de edad de su sobrino y heredero venía a exigir como suyo todo aquello que alguna vez perteneció a su hermana, Quería pues quedarse con el castillo y además convertirse en la tutora y consejera del príncipe, lo cual le daría, un gran poder sobre el futuro de aquel reino, además de todas las riquezas que según ella le pertenecían tras el fallecimiento de su hermana, la reina.
-Pero no puede ser- Le decía el rey. - Claro es que tenéis derecho a gran parte del castillo y claro está que por ser la tía del heredero podéis también participar en su tutela y educación, pero éste es mi castillo y éste es mi hijo y jamás os lo entregaré pues es lo único que tengo. Y si lo que buscáis es riquezas os aseguro que no soy más rico que cualquiera de los campesinos que cultivan éstas tierras, porque mi riqueza está en la felicidad de los que viven en mi reino y bajo mi protección.
Pero la mujer no parecía sentir ninguna compasión por él, no le importaba arrebatarle lo único que de verdad importaba para aquel rey y sin ningún remordimiento le aseguró que traería una gran ejercito y emprendería una gran guerra, que haría que su pueblo muriera intentando defenderse, que conseguiría que todo su reíno quedara reducido a las cenizas, para terminar tomando posesión del castillo, haciéndose cargo de de la tutela del príncipe e incluso ejecutando al Monarca delante de todos si continuaba con su obstinación de no entregarle lo que consideraba suyo.
El rey quedó totalmente consternado. ¿Que podía hacer?, de repente todo su mundo se veía en peligro. Si no atendía las exigencias de la mujer su pueblo sería devastado, sus hombres que nunca fueron guerreros, si no campesinos y comerciantes, morirían intentando defender algo que sólo a él dolía perder, y si le entregaba lo que ella quería tendría que abandonar su castillo y su reino y no volvería a ver a su hijo, pero no era sólo éso lo que le hacía enloquecer de dolor, el sólo hecho de pensar que aquella horrible mujer iba a forjar la personalidad de su hijo y futuro rey le hacía morir en vida, pues tenía por seguro que lo convertiría en un hombre cruel sin escrúpulos y un rey tirano.
La mujer le había dado una fecha límite para tomar una decisión al respecto. Durante días el rey atormentado pensaba y pensaba, intentando tomar una decisión. A ratos la ira de apoderaba de él y se imaginaba encabezando un improvisado ejercito defendiendo sus tierras, ¡aunque perdiera la vida en ello! pero claro...en ese caso ella habría ganado. En otros momentos el miedo le hacía verse cediéndole la corona, el castillo y a su pobre hijo, aunque tomar dicha decisión le haría tan desgraciado que sabía que no sobreviviría tampoco y así...también ganaba ella.
Un día mientras paseaba por el campo se encontró con una anciana que sentada en una piedra recogía afanosamente trigo y lo metía en un gran saco. El rey se sentó junto a la anciana y empezó a ayudarle a recoger el trigo. La anciana que desconocía que se trataba de su rey, le dio las gracias sin muchas celebraciones pero algo sorprendida por sus buenos ropajes no pudo evitar preguntar.
-¿Que hace un señor como vos ayudando a una vieja anciana...?,¿no tenéis acaso cosas más importantes que hacer y decisiones más importantes que tomar allá de donde seáis?. A la vista está que sois noble y no campesino...
El rey tan triste y destrozado ya por la inminente desgracia que le esperaba comenzó a llorar, y desesperado le contó a la anciana todo lo que le estaba ocurriendo, y cómo se mortificaba pensando que hiciera lo que hiciera lo perdería todo.
La mujer lo miró largo rato con gesto contrahecho. Después tomó su saco a medio llenar de trigo y le dijo:
-No sé el porqué de vuestro sufrimiento majestad, a mi entender la solución es bien sencilla.
El rey se le quedó mirando perplejo, aquella anciana estaba loca o no había entendido nada de lo que le había explicado...
-Dadle todo lo que quiere majestad...pero todo. Dadle vuestro castillo, vuestro título de rey y vuestro pueblo.
-¡Pero anciana! Si eso es justo lo que más temo en el mundo perderlo todo.
-Os aseguro que no perderéis absolutamente nada...confiad en mí Majestad, dadle todo lo que os pida, marchad lejos y esperad...os prometo que no sólo no lo perderéis si no que algún día daréis las gracias a ésa mujer por haberos hecho pasar por éste trance.
Como de cualquier manera el rey no encontraba ninguna solución decidió hacer caso a la anciana. Así cuando llegó el día estimado el rey entregó la corona a la hermana de su amada esposa, abandonó su castillo y a su hijo y marchó a tierras lejanas.
La ahora reina se sentía triunfadora y poderosa, en su nuevo trono y embriagada por la victoria empezó a pedir al pueblo tributos, contrató un ejercito y obligó a campesinos y comerciantes a que llenaran sus arcas, dejándolos sin recursos y en la miseria. Por otra parte al príncipe lo instruyó como guerrero esperando su mayoría de edad para enviarlo al frente a conquistar nuevas tierras que a su vez llenaran más aun sus arcas y su poder.
Tanto el pueblo como el príncipe estaban sumidos en una profunda tristeza, hasta que un día llegó la noticia de que el rey estaba muy enfermo y a falta de un día para cumplir la mayoría de edad el príncipe decidió abandonar el reino, renunciar a la corona e ir en busca de su padre. Al ver que el príncipe marchaba muchos de sus compañeros decidieron acompañarle, y según pasaban por los caminos, muchos campesinos y comerciantes que sabían también de la situación del rey decidieron unirse a la expedición y acompañar al príncipe en busca de su antiguo y amado rey.
Poco a poco los caminos se llenaron de gente que iban a ver al monarca, todos los que una vez amaron a aquel buen rey fueron sumándose en su busca. En verdad no dejaban nada atrás, allí ya no podían seguir, con tantos impuestos estaban condenados a morir en la miseria, así los campos quedaron huérfanos, los mercados cerrados y el reino abandonado se quedó sin un pueblo al que reinar.
Aquella extraña expedición estuvo un año entero buscando en todos los pueblos, ciudades y reinos que encontraban a su paso, durante ese tiempo el príncipe se ocupó de guiar a su pueblo, aprendió de los sabios técnicas para curar a los enfermos, de los tenderos la mejor forma de comerciar con beneficio y repartir las ganancias, y de los campesinos a recolectar y cazar para que nunca le faltaran víveres en su largo camino. Formó a los hombres más fuertes para que supieran defenderles de los ladrones que abundaban por los caminos y se convirtió en un líder fuerte y compasivo.
Al cabo de un año llegaron a una muy pequeña aldea. Con la esperanza casi perdida el príncipe preguntó a una anciana si sabía del paradero de un rey, a lo que la anciana contestó que allí solo había un viejo sabio enfermo que esperaba desde hacía mucho el día de volver a casa. En seguida el príncipe entendió que se trataba de su padre. Con todo su cariño y paciencia lo cuidó y logró que se curara, también animó a que los mercaderes establecieran allí un precioso mercado, y con el dinero que habían conseguido los campesinos compraron algunas tierras y se encargaron de cultivarlas. Construyeron casas y en poco tiempo aquella pequeña aldea se convirtió en un lugar lleno de vida, de gentes con buen corazón tan agradecidas al príncipe y a su padre que decidieron asentarse allí y seguirles con lealtad, tomándolo nuevamente como su rey...aun sin reino.
En su gran castillo, la reina cruel se había quedado sola. Los recaudadores dejaron de traer tributos pues no había nadie a quien requerirselos. Se agotaron los suministros, no había comida, su ejercito se había convertido en una panda de borrachos y ladrones, los sirvientes también la abandonaron y su oro no servía para contratar a nadie, puesto que nadie quería servir a una reina tan ruin y despiadada. Poco a poco su propio odio y egoísmo la empezaron a enfermar y en pocos meses se vio en cama debatiéndose entre la vida y la muerte.
Un día llegó hasta el abandonado castillo un humilde carruaje del que bajaron dos personas, la anciana y el rey. Ya sin guardias que la protegieran éste llegó sin problema hasta la habitación donde la reina esperaba su fin. Cuando pudieron mirarse cara a cara, el rey se dio cuenta del terrible dolor que más en su alma que en su cuerpo estaba matando a la reina.
-¿Has venido a verme morir rey bondadoso?
- He venido a darte las gracias....mi reina.
-¿Las gracias? ¿Es que acaso no te hice suficiente daño?
-Quisiste quitarme todo lo que tengo, y durante mucho tiempo estaba seguro de que lo habías conseguido. Pero resulta que lo que tenía yo no era mío...lo que más amaba en la vida siempre estuvo conmigo. No eran las piedras de mi castillo, si no las personas que las pusieron, no eran mis tierras si no los campesinos que las trabajaron, no era el príncipe y mi futuro heredero...si no simplemente...mi hijo. Y nada de eso podías quitarme porque esas cosas nunca me pertenecieron.
-¿Y entonces... porqué las gracias? ¿No os parece cruel reíros de mi?
Entonces el rey se sentó en la cama y cogiendo la mano de la reina dijo:
-Perdonadme, jamás haría algo parecido...Las gracias son porque enseñaste a mi pueblo a ser libre. Porque hiciste que mi hijo se hiciera más fuerte y supiera llevar y proteger a los demás con su corazón y sus manos y por hacerme entender que el hogar y el amor están dentro de nosotros mismos y si amamos, nuestro hogar estará allá donde lo llevemos y quienes amamos vivirán en él...
La reina se derrumbó entonces en la realidad de su propia miseria...
- Y tan bondadoso sois que vais a perdonarme...
- Majestad...Sois vos la que habéis de perdonaros, no fue a mí a quien hicisteis daño mi reina....miraros, es a vos a quien habéis perdido, matado... y olvidado...
FIN
domingo, 19 de febrero de 2017
CÁNCER
Hace viento al otro lado de mis ventanas. Los niños juegan como siempre al balón en la plazoleta y como siempre vuelven a darle pelotazos a mi puerta. No hace mucho salía inmediatamente a reñirles enojada, pero hace tiempo que solo suspiro al escuchar el golpe. No recuerdo cuando cambié.
Tengo un tumor, no hace falta ponerle apellidos.
Maravilloso...Es como si te hubieran pegado una bomba de relojería al cuerpo, que aunque con algo de tiempo, pone a prueba a los únicos que pueden salvarme, esos geniales artificieros de bata blanca, que dicen llamarse médicos. Una ruleta rusa,
Puede que sea una bomba simple y básica y explote porque el funcionario "desgraciado" esté en sus problemas, se equivoque y corte el cable azul en vez del rojo, o puede que aunque el tiempo fuera poco y la bomba super tecnológica, un guapo y atractivo ingeniero de bombas corte el cable correcto casi en el último momento mientras me mira a los ojos, y mi vida se convierta en el principio de otra historia...
Puede...Entre esas dos opciones parece estar mi futuro, no es que deba importar y no me importa. Lo que me entristece en verdad es lo enferma que me siento ahora. Lo difícil que es todo para mi.
Porque esa estúpida bomba pesa tanto que me duelen todos los huesos de mi cuerpo, mi vida se ha reducido a intentar cumplir con mis obligaciones porque carezco de energía física y emocional para más. Lloro, más a menudo de lo que quisiera, y lo peor...sin conclusión, no sé conseguir levantarme de ésta caída, no entendiendo nada, no aprendo nada....y me pregunto ¿ qué es lo que quiere enseñarme este indecible dolor de cuerpo y alma?
Quizás tienen razón y no merece ser contado, pero no sé si podré guardar tanto sufrimiento en secreto.
A ciertos amigos les conté, algunos se convirtieron en mejores amigos, otros sin embargo tomaron distancia, y otros desaparecieron.
Hay gente que me preguntó sólo por el morbo, y hay seres que adoro que se sienten realmente angustiados con mi situación, aunque en general todos creen que saldré casi ilesa de ésta y hacen bien. Así me ayudan a tener confianza en mí.
Así lo creí yo cuando mi padre sufrió su "tumorcillo"...y al final gracias al cielo se salvó tras dos años de lucha. También lo creí cuando mi primo tubo el suyo y al final se salvó, aunque ahora haga sus deposiciones en una bolsa enchufada a su vientre y no salga jamás de su habitación, y también...y juro que lo deseaba de corazón, cuando a otro primo hermano le encontraron el suyo...aunque él no sobrevivió, y sólo pudo dejarnos su recuerdo en el cielo.
Duele, cansa, no hay nadie, no hay nada...lo supe el día que escribí
éste artículo, que les recomiendo lean antes de seguir leyendo ésta mi divagación...
Así no se hace: La Historia Interminable...pero con un Gran Fin.: ¿Oyes eso?...El silencio más profundo. Todo está quieto. Pareciera que el tiempo se haya detenido. Una prueba más se me plantea para ...
"La Nada" ha llegado...y pronto del Reino de Fantasía sólo quedará un pequeño grano de arena.
Curiosamente les juro que lo escribí antes de saberlo por las palabras del doctor. Un estúpido presentimiento que se cumplió. Así que no volveré a presentir.
He puesto una mordaza a mis emociones, aunque me da que hay algo dentro de mí que necesita gritar, gritar fuerte que tengo miedo, y la mordaza sólo está haciendo que se revienten mis labios de intentar...de necesitar, que todo termine, que despierte mañana al lado de aquel amor que creí que me amaba engañada de nuevo...junto a mis pequeños colgados de mis piernas jugando, o en la gran mesa que siempre monta mi familia cuando se reúne...en cada momento que perdí porque no supe que la vida no es más que un efímero y absurdo regalo...Y los regalos no se rechazan por muy absurdos y efímeros que sean...
Puede que éste sea el principio de un gran final o sólo parte de la historia...Si puedo lo escribiré, lo contaré, lo compartiré, para aquellos que como yo lleven ésa horrible bomba de relojería pegada a su cuerpo...Suerte y fuerza para todos, al fin y al cabo, el sufrimiento santifica y como decía uno de mis personajes preferidos...
" Y eso es todo lo que tengo para decir sobre eso. "
Sonia Silva . 20 de Febrero del 2017...y sumando.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)