martes, 30 de diciembre de 2014

Mi Jefe es Imbécil

Quien no ha tenido un jefe "capullo", yo creo que hasta nuestro jefe ha tenido uno. ¿Piensan que van a heredar la empresa?,¿o solo mueren por una medalla al sacrificio?, no es posible que una persona se vuelva tan imbécil en un trabajo, como para perder los principios morales en su comportamiento, y realmente no entendemos porqué el subdirector de la sucursal es "capullo" y menos aun, porqué según van subiendo de rango son más y más "capullos", hasta llegar al presidente de la empresa, que no se sostiene sobre sus pies de miserable e impresentable. Y el caso es que la explicación es una tontería. Tu jefe esta <cagado>, el jefe de tu jefe más <cagado> todavía y así el jefe del jefe de tu jefe...no vive ya, el hombre. Si hay alguien más "mandao" que él, es el dueño, solo que a ese solo le manda el juez, pero todos los  malos jefes son unos pobres desgraciados que no saben como defender su trabajo, al que odian a muerte y solo saben excusarlo haciendo como que su honestidad laboral y competencia le han convertido en una pieza imprescindible en la empresa, cuando saben que en cualquier momento lo sustituyen por una maceta o con suerte un expediente y una semanita sin sueldo . Vamos, que no puede ser.
Señores(mas desgraciadamente ) y señoras Jefes: A NO SE HACE.

Nuestros trabajos han de ser sitios de cordialidad y respeto, sobre todo con las personas que trabajan bajo nuestro poder, somos los encargados de facilitarles la labor, no de ponerles impedimentos. Si es verdad que nuestro trabajo es importante para nosotros, deberíamos de estar felices en él, y sin llegar a irresponsables, saber  dar más tregua a los inferiores y a los superiores, dejando a un lado los miedos de uno y de otro. Si vuestro jefe es un capullo podéis hacer dos cosas: Agobiaros por sus malos modos y amargaros también vosotros, o pensar en lo que os he dicho, que solo es un pobre amargado y ningún trabajo merece la pena de una enfermedad.

Espero haber sido de ayuda.
Gracias por odiarme y adiós.

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