Mostrando entradas con la etiqueta desesperación. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta desesperación. Mostrar todas las entradas

sábado, 9 de julio de 2016

NINGUNA RAZÓN ME VALE





Por favor que alguien pare el mundo que me quiero bajar. Demasiado difícil, demasiados obstáculos para no conseguir nada, pues nada quiero. Sólo quiero escapar, descansar de todo, lejos pero donde no haya nadie, sola, sola, sola...

Dice el doctor Jorge Bucay, al que adoro, que la ansiedad se produce por una incomodidad con nuestra vida, con nuestras circunstancias, si pudiera hablar con él le diría que yo llevo toda mi vida incómoda y ciertamente me instalé en la ansiedad absoluta.

Siento una profunda decepción con la vida, pero no sólo con la mía, con toda la existencia humana. Veo las noticias y siento en lo más profundo de mi alma que el mundo está loco, que siempre lo ha estado, que los humanos somos una panda de niñatos que destrozan todo lo que tocan, y que incluso cuando construimos lo hacemos destrozando algo que ya existía sin distinción de que fuera bueno o malo.

Si hablo de mí, mis deseos y sueños personales los he guardado en una caja mágica dentro de un búnker en lo más profundo de mi alma, para que los quemen con mi cuerpo cuando todo haya terminado. Durante un tiempo sentí casi que podía tocarlos con la punta de mis dedos, pero como una mala broma de la vida, justo en ese instante desaparecieron en el aire, y yo me quedé con la sensación de que...ni son tan importantes, ni está en mi destino alcanzarlos.

Creo que estoy aquí para otra cosa, no se cual, más mundana y más trivial, más fea quizás pero seguro más cierta. 

Tengo que retomar fuerzas y aclarar pensamientos, porque mi camino se hace cada vez más duro y pesado, y ya decidí que lo recorreré sola, porque una compañía sólo me causaría molestias y cargas y ya no puedo cargar ni conmigo misma. Durante toda mi vida busqué mi media naranja hasta que me he dado cuenta que yo no soy naranja, que soy una extraña fruta tropical, única y desconocida sin mitad que me complete, pues ya soy completa en mi desentonada existencia, de aspecto inapetecible y sabor apto sólo para mi. Tan segura estoy de mi condición que duele...pero al fin y al cabo todo duele, no puedo más que concentrar mi energía en liberar y perdonar la vida que inevitablemente me ha tocado.

Nadie me va a tender la mano, nadie me va a abrazar para decirme: " tranquila, descansa, yo te protegeré de todo", en verdad nadie me ha visto aun, soy invisible en este mundo que rueda y rueda demasiado deprisa para mí, así que  mejor me voy acostumbrando, aceptado, y haciéndome a la idea...o como a mi me gusta decir: mastica, traga, digiere y caga...

Ya desde que nacemos lloramos fuerte, como presintiendo el dolor venidero, La frustración, el descubrimiento de la gran mentira, la injusta llegada a la vida, en tantos casos castigo en vez de gracia.

También dice el doctor Jorge Bucay que tenemos la obligación de ser felices, y me van a perdonar pero en ésto yo difiero. Por favor...no más obligaciones, no puede ser una obligación, déjeme doctor, sentirme desgraciada al menos, ante lo que no puedo asimilar, ante lo que no quiero aceptar, esta existencia sin sentido.

Reir, bailar, la amistad, el amor, el cariño, la aprobación, el honor y la palabra, el sentido de todo lo que hacemos...no tiene en verdad sentido. Así que puedes darle el que tu quieras. Puedes estar aquí para lo que tu decidas estar. Para tu propia satisfacción, para ayudar a los demás, para hacer daño, para conseguir éxito y prestigio, para defender una causa, para hacer lo que toca...escoge tu porqué, y para qué, aunque de seguro es sólo el lugar más cómodo desde donde puedes afrontar tu existencia, porque el verdadero sentido aun nadie lo ha encontrado. 

Mi sentido de la vida está aun difuso, no me decido, escucho mi interior pero me va guiando justo por los caminos más angostos y difíciles, por los lugares más desérticos y solitarios, pero si mi interior lo dice por allí seguiré aunque el resto del mundo me tiente a ansiar los caminos de la felicidad y la alegría fugaz que también tarde o temprano cansan y aburren.

Tengo que hacer lo que tengo que hacer. No me pierdo nada importante por hacerlo, honestamente, no hay nada más allá de las lindes de mi fortaleza. Subí un nuevo escalón, y soy casi consciente de todo lo que me queda por subir, pero  en ésta ocasión las fuerzas me faltan, la inseguridad me puede, el miedo me paraliza, y yo quiero seguir, quiero poder, quiero ser lo que el mundo espera de mí, aunque yo ya no espere nada de él, ése mundo que esta loco y no para de girar y girar, tan deprisa que no me deja ni me dejará nunca...bajar de él.


viernes, 28 de agosto de 2015

Deportes de Riesgo: LABORING.

Hoy no sé que decir. Escribí algo que no debía y me llamaron la atención. No creí nunca que mis palabras tuvieran tal poder. Resulta que hablé feo, de cosas que no debía  porque estaba muy enfadada, y al parecer he hecho un daño que nunca pudiera imaginar. Yo que expresaba sentimientos de profundo dolor, no me di cuenta que con ello estaba haciendo daño, y lo voy a pagar caro. Me he quedado sin trabajo.

Muchas veces hacemos eso, expresamos nuestros sentimientos porque vamos a estallar, creyendo nuestra actitud inofensiva, y no vemos que hay personas que se lo toman a pecho. Luego nos dicen que debemos ser sinceros, pero bueno, el error tendrá sus consecuencias.

 Lo malo es que yo en este caso en especial, no puedo arrepentirme, no porque me alegre del dolor ajeno, si no porque si no hubiera sido por esa matanza de relaciones que al parecer he provocado, no me habría dado cuenta que al final, y aunque muy malherida y sin bandera que alzar, salí superviviente. Tenía que ocurrir para que yo me decidiera de verdad a coger un poco más cerca aún las riendas de mi vida. He decidido seguir adelante, como tantas veces digo sabiendo que el camino es tan doloroso que preferiría quedarme aquí, pero como éso no es algo que pueda elegir, no me queda más remedio que seguir respirando. Y hoy día para respirar hay que tener trabajo, Pero hoy día en España no hay trabajo, así que puede que tenga que dejar de respirar.

Estoy muerta de miedo, no sé donde terminaré, no sé cuantas deudas dejaré, ni siquiera sé si conseguiré salvar algo o iré a peor hasta terminar bajo un puente. De pedir perdón ya estoy muy cansada, al fin y al cabo sólo es dinero, y además nadie perdona, ni siquiera yo, y por otra parte no puedo seguir como un pobre ratón comiendo de las miguitas que van dejando otros, también me harté. Aunque a nadie puedo reprocharle tan grave error por mi parte, pues fui yo siempre la floja que se conformó. Pero ahora que los miedos van pasando voy a coger fuerzas y me marcho, atravesaré el oscuro bosque y me alejaré del único sitio que he conocido, sin saber si quisiera si encontraré algo, meditando bien que quizás pronto me arrepienta de haber dejado de conformarme y eche de menos las migas de los demás.

Ésto se llama en psicología salir de la zona de Confort, pasar de un salto por la de riesgo y lanzarme de cabeza a la de Peligro. No es recomendable hacer esto muchas veces en la vida porque la caída puede ser tremenda, es más hay muchas personas que no lo hacen jamás, nunca, no se les tercia o no tienen la necesidad, o el universo es así de mamón, pero hay gente que vive entre la zona de confort y alguna salida a la de riesgo toda su vida...que envidia.

Yo no sé si podré resistir mucho tiempo, admiro a esas personas que se lanzan con una maleta a probar suerte, yo no puedo...no se que pasará, y eso es muy duro para una niña burbuja como yo. Como tonta me consuela que sé que media España está en las mismas circunstancias, mientras la otra media, son unos gordos  burgueses quejándose de tonterías, cuando hay familias que se están muriendo de hambre justo aquí, no hay que irse a Zimbabwe para ver la pobreza y la miseria...pero es muy bonito y muy sencillo mirar para otro lado y decir..."ellos se lo habrán buscado".

¿Y si me convierto en un desecho social?, una carga para los que me vean arrastrar mi vida a lo peor, un estorbo visual y sensitivo, pobres ignorantes, se creen que no se van a morir igual que yo, se creen que se van a llevar con ellos sus riquezas, como los faraones...Yo no quiero oro, no quiero ni siquiera placer, me conformo con poder estar en la zona de peligro y poder sonreír a la vez. Porque sin pedirlo alguien me abrazó mientras lloraba, porque alguien se acordó de mi y me ofreció su mano, porque creo que sí hay gente que me quiere, seguramente todos los que no vieron insultos sino sentimientos de dolor y porque si tengo un solo motivo para sonreír voy a aprovecharlo. Esa es la verdadera riqueza, la que no se consigue con dinero, quizás aquellos que me llamaron la atención por mis palabras no lo entiendan, pero en esta ocasión este mensaje no va para ellos, nunca lo entenderían...

Gracias a J y JR...la razón de mi vida.



miércoles, 29 de abril de 2015

Verde que te quiero verde.

Los años pasan, (como dice mi madre), y la edad no perdona. No es que yo sea especialmente vieja, pero cierto es que he pasado de ese punto en el que ves mucho camino ante ti, y digamos que yo ya voy de camino de vuelta, y ya sé donde termina todo. Así que como la mayoría de las personas cuando van por esta parte del recorrido de nuestro decathlon existencial, empiezo a apreciar cada instante de la vida de una manera superlativa, porque lo considero un verdadero regalo del cielo. Sin embargo esa misma perspectiva de nuestro presente en el tiempo, nos hace ver también un buen alimento donde antes veíamos un plátano pasado, y lo que antes nos importaba un bledo, ahora resulta que nos lo podemos llegar a plantear muy seriamente. El caso es que nuestra actitud ante las circunstancias varia, pero no solo en nuestras decisiones, si no también a nivel inconsciente. Nos hacemos más tolerante en  aquello que nos escasea, y nos hacemos más exigentes con lo que nos abunda. 

En algunos casos el drama de la crisis de edad puede hacernos caer en un atasco emocional, en una derrota por la desesperación, es decir, coger algo sin que sea bueno, solo por el pánico a quedarnos sin nada, en nuestra actual carencia de tiempo para conseguir algo mejor, pero ésta actitud es nefasta, porque hemos de entender que, de lo que debemos de prescindir es de ese anhelo doloroso, y pensar que lo que merece la pena es nuestro esfuerzo y no nuestro resultado.

Realmente si nos surgiera la situación podríamos prescindir de muchas cosas, cosas que nos producen un verdadero martirio no tener, como mi móvil, mi lavadora, o mi comida buena, sana y cara. Sé que se puede vivir sin nada de eso, que llegado el momento, y cuando la vida así lo dispone, nos es arrebatado,  y lo sé porque lo he vivido.en mi propia carne.Y yo en mi desesperación acepté aquello que me daban, sin mirar siquiera si era bueno o me haría daño. La desesperación era tal que acepté incluso una vida que no era buena, y aprendí de buen grado que todo es efímero y que lo único importante es lo que tengo hoy y ahora entre mis manos, y en ello es donde tengo que poner toda mi atención.

Por eso sé que caer en  la "no esperanza" es lo peor que puede ocurrirnos. Siempre hay que pensar que vendrá, lo que sea que deseemos, lo que sea que necesitemos, aunque sintamos que estamos muriendo de sed. Es solo una sensación, una llamada de nuestro interior pidiendo lo que anhela, porque ciertamente lo anhelamos pero es mejor controlarlo, reconocer y conocer ese sentimiento de impetuosidad ante el aire que nos falta, y ponerlo a un lado en nuestra mente, porque esa energía sin control no llegará a nada. Sea cual sea el terreno de nuestro deseo, es una reacción impulsiva, y al no ser algo meditado y asimilado, saldrá mal seguro, yo misma he vivido gran parte de mis años en ese fatigoso e innecesario estado de impulso desesperado, pero gracias a Dios los años; como decía al principio, me han enseñado que lo único que hay que coger sin miramientos son las ganas de disfrutar de lo que ya tenemos, y dejar los deseos en los sueños, y los sueños en la esperanza, siempre en la esperanza...y quizás así algún día nos sean concedidos de verdad...