miércoles, 6 de enero de 2016

EL GRAN FINAL

Por favor no tomen en cuenta los sentimientos expresados en este escrito ya que sólo es una forma literaria para expresar el tema del artículo.

A veces no hay ventanas. A veces Dios cierra todas las puertas y no hay ninguna ventana. Sólo puedes quedarte ahí, en ningún sitio, esperando nada. El pánico se apodera de ti y deseas que todo termine, pero el infierno sólo acaba de empezar.

 De repente desapareció todo, bajo mis pies el suelo se derrumbo y estoy cayendo al abismo. Casi no me atrevo a escribir. Ya estuve aquí y me inventé una existencia diferente, pero ahora ya no tengo fuerzas, no lucharé, dejaré que la marea negra me ahogue, dejaré que la traición me atraviese el pecho cuatro veces, me rindo, soy culpable, ¿cual es la condena?, lástima que no sea la pena de muerte.

No voy ni siquiera a contarlo, no importa. No voy a dar una explicación, ni a buscar un razonamiento que me haga sentir mejor. Ésto es lo que hay. No soy una persona querida, no soy buena, me lo habéis dicho durante mucho tiempo pero por lo visto yo no estaba escuchando, ahora sí os he oído. Me encantaría decir que puedo cambiar, y ser de otra manera, me encantaría, pero no puedo, quisiera también que mis ojos fueran azules, y mi cara más agradecida, pero no lo son. Siento mucho defraudar a tantas personas. Siento hacer tanto daño tantas veces, lo siento.

No sé qué viene a hacer cada persona al mundo, no se ni siquiera si hay un motivo de ser o es el caos el que reina nuestra existencia, pero yo me quedo con el peor de los casos, sea cual sea. Prefiero ver el vaso vacío del todo, soy un albino entre gitanos, un zombi entre vivos, o un vivo entre zombis, un asesino a sueldo que no consigue matar, un cura que no consigue perdonar. Estoy cayendo por mi abismo hasta el fondo, y no sé que será de mí, esta vez no hay donde agarrarse, no hay cuerdas inventadas, ni manos oportunas, allá voy y aunque parezca mentira, voy sin miedo, ojalá fuera el final, pero la vida no es tan benevolente, en alguna roca me quedaré enganchada, y arañaré con las uñas queriendo descansar de tanto dolor, de sentir tanto frío y tanto vacío en el alma, hasta que las fuerzas vuelvan a fallarme y continúe cayendo.

Gracias a Dios no será eternamente, gracias a Dios existe el gran final, aunque llegar hasta él sea el infierno que me he ganado, pero llegará, puede que ésa sea la rendija por la que "éste Dios" nos deja entrar el aire suficiente para que sigamos sufriendo, aunque nunca nos engañó pues bien nos dijo que éste era un valle de lágrimas. Nosotros somos los que queremos vivir en aquel paraíso de nuestros primeros años,  un día nos empeñamos en querer ser felices, en revelarnos ante el dolor. Buda habla de la no esperanza, dice que no temas al dolor, que lo dejes y lo observes, y los aceptes, y el dolor irá desapareciendo, que en vez de asustarnos por los rayos, los escuchemos, los entendamos y llegará un momento que será sólo un ruido...Jesús también dice algo parecido, aunque con otras palabras, ya que da por explicación que el dolor es parte obligatoria de nuestro camino hacia el crecimiento, y no hemos de huir de él si no aprender de él.

Todas las religiones dirán cosas similares, quizás porque en éstos momentos son en los que uno necesita creer, tener fe. Aceptarlo y dejarte caer aunque no sepas cómo caerás ni donde. Siento lástima por mi, lo reconozco, pero más lástima me dan aquellos que se sienten seguros en su camino firme, que sienten tener fuerza para derribar muros, que ven el vaso lleno y aun así lo desprecian., pues ellos también caerán y desde más alto y cómo todo lo que existe tendrán su gran final. Siento la pena que no sirve de nada sentir, pero segura también estoy de que digo las palabras que no son necesarias decir, nadie me las pidió. Perdón.

Vuelvo a mi zulo, otro día puede os cuente un bonito cuento, hoy no estoy segura ni siquiera de lo que he escrito, ¿verdad? ¿ficción?, ¿psicología barata? ¿una absurda reflexión en mi aburrimiento?, seguramente una meditación vacía que no ayudará a nadie, que leerán unos pocos por curiosidad y que caerá en el saco roto donde cae todo en esta vida, junto conmigo y todo lo que alguna vez creí que importaba.

Todo terminará, útil o no, preciso o innecesario, y son muchos los que lo han olvidado. No cesa el dolor, cerraré mi ordenador y seguiré ansiando la paz. Esa paz que todos los dioses prometen, el día en el que todo habrá sucedido y ya no sucederá nada más, nuestro momento de la verdad, EL GRAN FINAL..

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Quizás al final Dios sí que abre una pequeña ventana, sólo tenemos que querer mirar...



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