Mostrando entradas con la etiqueta crecimiento emocional. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta crecimiento emocional. Mostrar todas las entradas

martes, 9 de junio de 2015

YA PUEDO RESPIRAR

¿Estas pasando un mal momento?, ¿una mala época?. A veces pasamos por circunstancias en las que todo se ve tan negro que solo podemos arañar con nuestras uñas buscando la salida desesperadamente, y aunque en esos duros momentos que todos pasamos tantas veces y que parece que conseguirán consumirnos, no lo podamos ver, algún día todo pasará, y nuestra ventana se abrirá.

 Después de la tormenta viene la calma. Cuando pasamos por esos ratitos de la vida donde todo nos parece mucho más difícil, no creemos posible imaginar el día en que dejemos de sentirnos tan mal, y muchas veces es cierto que ese ratito dura toda una vida, pero en la mayoría de los casos, y eso se lo podemos agradecer al tiempo, todo termina pasando. No hay dolor que dure 100 años ni cuerpo que lo resista.

Aunque a veces nos cuesta creerlo los problemas desaparecen, las historias dolorosas dejan de doler, y los miedos se esfuman y entonces podemos asomarnos a la ventana preciosa que nos abre la vida y respirar. Dejar que la paz y la armonía de la vida más sencilla llene nuestros sentidos, aprovecha esos momentos, no ocurre muchas veces que lo único malo que sientas en tu corazón sea un pequeño  resquemor del dolor pasado, de haber llorado, de haber sentido que todo pierde sentido, pero igual que cuando te quitan una astilla, ese escozor llega a ser un alivio por saberse lejos de aquello que nos atormentaba.

La pregunta es: ¿estamos decididos a abrir esa ventana? Parece algo obvio que todos deseamos y hacemos por respirar, pero resulta que no siempre es así, a veces creemos estar cuidando de nosotros mismos, pero lo que estamos haciendo en verdad es autodestruirnos. Boicoteamos nuestra felicidad con una actitud derrotista y negativa. Sé de personas que no quieren abrir sus ventanas, que se aferran a su sitio de vivir vacío y triste, saben de la felicidad pero por alguna extraña razón no trabajan en su busca, se pierden en lamentaciones sobre lo pasado, sobre lo presente y el horrible futuro...no sienten de donde viene la brisa que les abrirá una nueva vida, una nueva realidad, son personas que son arrastradas por la vida y no controlan nada en su interior.

Para saber apreciar el valor de nuestro bienestar hay que pasar por un duro trabajo de aceptación y concienciación de nuestra necesidad de libertad, porque a veces la solución del problema no llega por una resolución milagrosa, si no por una adaptación emocional o física, a las circunstancias que nos producen la inquietud y el malestar..

Como ya he dicho algunas veces lo más importante es la actitud, pero teniendo las cosas claras, incluso de la peor de las situaciones se puede salir, porque siempre hay una opción, siempre hay una solución, una ventana, que puede que nos cueste abrir, que nos de miedo de saltar, pero lo que no podemos es darnos por vencido en nuestro ahogo ante lo que parece una impertinencia del destino, nuestra lucha es contra nosotros mismos, la puerta te la cerraron en la cara, el tiempo pasa y tu aire se agota, ¿has decidido que quieres hacer? Yo lo tengo bastante claro, hoy brilla el sol, la tormenta pasó, la paz inunda mi alma, y abro todas mis ventanas para poder cerrar los ojos y sentir, y vivir, y al fin...RESPIRAR...


miércoles, 22 de abril de 2015

Qué hacer cuando no se puede hacer nada.

La frustración es ese horrible sentimiento que nos invade cuando algo que deseamos o necesitamos, se convierte en un imposible, esos pensamientos negativos que nos atormentan. Nos parece que vamos a morir, que el mundo se acaba, que todo nuestro esfuerzo no mereció la pena. A veces un solo comentario, o nuestra inseguridad nos hace sentirnos frustrados, y reconozco que es algo por lo que todos pasamos a diario, y que cada uno lleva como buenamente puede, pero a veces nuestra frustración daña a otras personas, porque nuestro dolor no nos permite ser justos ni honestos, y podemos llegar a desquitarnos consciente o inconscientemente con esas otras personas, aunque no tengan nada que ver con el motivo de nuestro malestar.

Cuando deseamos algo, viene dado por una mayor o menor necesidad, pero es algo necesario al fin y al cabo para nosotros, y desgraciadamente son muchas las ocasiones en las que nuestros deseos, se quedan solo en eso, deseos de...que nos traten mejor, encontrar un trabajo, un familiar que está enfermo, tener más tiempo, etc... todos son deseos necesarios, pero os aseguro que a la hora de hacernos sentir frustrados todos tienen la misma importancia..., la que tú quieras darle. Para soportar los malos palos de la vida hay que tener dos virtudes: 

1.Saber aguantarse. Cuando algo no puede ser posible, aferrarse a esa idea es inútil, y nos bloquea para poder encontrar una postura más sana ante el problema sin solución, porque resolverlo no podemos resolverlo, pero nuestra postura ante tal problema será de suma importancia para el bienestar general de las personas con las que te relacionas y sobre todo para ti.

2.Perdonar a la vida por prohibirnos esa necesidad. A veces nos enfadamos, no entendemos que no es algo personal, esa sensación de que nuestra vida es más dura que la de los demás. La auto compasión y el rencor hacia lo inevitable, nos vuelven agrios y estropean como el moho, todo lo que tocan.

Y dentro de que todos nos sentimos a diario frustrados, y que sabido es que las frustraciones van siempre a parar a personas ajenas, porque no intentamos resolver como tomarnos la situación cuando algo no tiene arreglo, saber lo que hacer cuando no se puede hacer nada.

Como ya he dicho aguantarse y perdonar es básico, pero quizás la idea más alentadora es, concienciarnos de que a pesar de ese asunto sin resolver, tenemos que seguir vivos, y tenemos que ser felices, porque nuestra tristeza solo hará que nos aferremos más al problema, y en muchas ocasiones, al relajarnos, al obviar la situación, o simplemente ignorar nuestra frustración, resulta que como si fuera un milagro, aquello que creíamos imposible, se realiza ante nuestros ojos, sin que entendamos de donde ha procedido el regalo.
Pero es que a veces nuestra actitud atrae o aleja las circunstancias, sin que podamos darnos la menor cuenta, por ejemplo, yo me sentía muy frustrada por no encontrar un trabajo mejor, y eso me impedía buscar trabajo, me sentía mal, no tenía fuerza de voluntad porque con mi historia laboral y la crisis económica, parece ser imposible que yo prospere laboralmente. No he dejado en ningún momento de echar curriculums, y de decirle a todos mis contactos que busco trabajo, para que puedan ayudarme ante cualquier oferta que oigan, pero un día decidí dejar de sentirme angustiada por no conseguir ni una sola entrevista, aunque atienda todos los días unas seis ofertas laborales, y siga buscándolo con la misma energía. Por supuesto sigo sin encontrar trabajo, pero tengo muy claro que no me voy a sentir más una inútil porque el protocolo de recursos humanos de las empresas actuales, no consideren mi perfil suficientemente perfecto, para atender diez horas al día un teléfono. No puedo permitir que una circunstancia que se escapa a mi control me afecte a nivel emocional, porque entonces mi centro de atención será eso, y solo pensaré en el trabajo que no consigo, y solo hablaré del trabajo que no consigo, y la gente terminará por alejarse de mi, me sentiré cada vez peor y terminaré por abandonar la idea de encontrar un trabajo mejor.
 Podemos poner como ejemplo un trabajo, o una enfermedad, olvida y perdona, y sigue adelante, aunque sea lo más irremediablemente doloroso en la vida, la falta de un ser querido, en cuyo caso la resignación se convierte en nuestra almohada cada noche y el dolor es tan fuerte que ni siquiera deseamos tener deseos...pero curiosamente en esos casos sabemos todos perfectamente lo que hacer, porque  a veces en la vida, lo mejor que puede hacerse, cuando no se puede hacer nada, es eso...no hacer nada...

Suerte y adelante, de todo se sale.